Abogados, defensa a detenidos por blanqueo de capitales

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Abogado de blanqueo de activos o lavado de dinero en España

Tenga acceso a los mejores abogados penalistas para ejercer la defensa en casos de detenidos por blanqueo de capitales. Conocer a fondo las técnicas de lavado de dinero constituye una cualidad básica del abogado que ejerza la defensa penal en casos de este tipo, lo que le permite identificar los puntos débiles de los argumentos de la contraparte, a la par que concentrar la defensa en aquellos puntos infalibles, con pruebas irrebatibles sobre la legitimidad de las transacciones que se pesquisan, y el origen del peculio manejado.


El blanqueo de capitales, también denominado blanqueo de activos o lavado de dinero, es un conjunto de mecanismos que consiste en hacer pasar los fondos adquiridos mediante actividades ilegales por un proceso de “limpieza”, que no es más que la desvinculación de los mismos de su fuente, para que no puedan ser rastrados hasta su origen ilícito. Este proceso convierte los capitales mal habidos en fondos líquidos perfectamente utilizable en el trasiego monetario común.


Personas naturales y jurídicas pueden verse involucradas en lavado de dinero involuntariamente, pues las empresas que precisan insuflar capital se vuelven vulnerables a la penetración de dinero de mala procedencia, en cuyo caso contar con el apoyo de un abogado idóneo para estos menesteres es la piedra angular para salvar la situación.


Tras la comisión de delitos que generan jugosos ingresos se encuentra la figura del lavado de dinero como elemento esencial, pues es la única manera   en que el poseedor de tales ganancias pueda disfrutar de ellas, sirviéndose de las mismas para sufragar los gastos propios de una vida holgada y lujosa.


Para toda persona común es sabido que los gastos superiores al nivel de ingresos, y la disposición de sumas de dinero no justificable, es generadora de sospechas. Se trata de ingresos que no engendran obligaciones tributarias, dada la necesidad de ser ocultados, y por tanto, al no declararse, no gravan fiscalmente. De esa forma, a la tipicidad penal principal se suman otras de naturaleza fiscal. Al hacerlos pasar por dinero legítimo, los ingresos son declarados y satisfechas las imposiciones tributarias correspondientes, quedando así prístinamente aptos para la vida económica regular.


El lavado de dinero tiene un costo elevado, lo que redunda en la reducción del capital a blanquear. Los costes vienen dados por la adquisición de bienes que luego son vendidos por menos de su valor, sobrefacturando la venta para introducir en ella la suma que se quiere procesar, y pagando comisiones a los intermediarios que se prestan para esas transacciones, en calidad de testaferros, además del pago de cuantiosos sobornos a funcionarios de la banca y otras entidades financieras. Sin embargo, los costes siempre valen la pena para quienes perciben sustanciosos ingresos ilegítimos, dado el beneficio de poner a salvo fuertes sumas, y poder disfrutar del bienestar de la riqueza públicamente.


Las amnistías fiscales, facilidades que conceden los Estados para, por un tiempo  limitado y con destinatarios bien definidos, declaren bienes y capitales hasta entonces no declarados, pagando un porcentaje de los impuestos atrasados, y condonándose el resto de la deuda, sin riesgo de persecución penal,  son también aprovechadas para blanquear dinero. Esto implica la cooperación subterránea de funcionarios de hacienda para garantizar la inclusión como beneficiarios de la amnistía.  


Las transacciones que integran el lavado del dinero se realizan previa la fragmentación del capital en montos no llamativos, mediante la técnica de “pitufeo”, que evita la obligatoriedad de presentar informes sobre transacciones significativamente cuantiosas.


Otra técnica consiste en camuflar sumas de dinero subterráneo con el capital de una empresa legalmente establecida, o alterar las facturaciones del objeto social de la empresa inflando las ganancias verdaderas, para que el dinero mal habido sea presentado como renta. En estos casos, sería imprescindible para los acusadores probar que los márgenes de beneficios han sido alterados.


Este mismo modo de lavar dinero tiene otra variante, en la que, en lugar de usarse una empresa realmente activa, se depositan los fondos como capital de una empresa de fachada, también conocida como empresa fantasma, que realmente no desarrolla ninguna actividad lucrativa, o lo hace solo simbólicamente, presentándose sus supuestos beneficios con el dinero clandestino.


El depósito de activos líquidos en cuentas bancarias anónimas es otra técnica de lavado de dinero, usualmente en instituciones bancarias radicadas fuera de la jurisdicción de donde mana el capital. Para el traslado se precisa extraer los fondos subrepticiamente mediante el denominado contrabando de efectivo.
No se puede dejar de mencionar aquí la doble facturación, mecanismo de blanqueo de capitales que los abogados penalistas que suelen afrontar casos de lavado de dinero dominan perfectamente, consistente en facturar exageradamente operaciones de compraventa, suministro mayorista de mercancías, exportación o importación de bienes, de modo que la diferencia entre el valor real de la operación y el que aparece facturado, no es otra cosa que el dinero negro.


Los contratos de préstamo también se usan, y son un método bastante simple, que requiere por supuesto del concurso de quien figura como prestatario, quien recibe una comisión por jugar su papel. El prestatario supuestamente recibe en préstamo una suma de dinero, sujeta a fuertes intereses, se deja decursar el término y, vencida la fecha para el cumplimiento de la obligación principal, el prestatario devuelve al prestamista el monto, más los intereses, que se conforman con el dinero negro que queda así blanqueado, pasando a ingresar el patrimonio del prestamista en calidad de pago de préstamo debidamente formalizado contractualmente.


Las técnicas de lavado de dinero ilustradas hasta aquí no son, ni modo, exhaustivas. Cada día se diversifica más esta actividad, se perfecciona, y se realiza no por sujetos individuales sino por redes de lavado de dinero, bien organizadas y asesoradas.
En cualquier caso, procurarse de un abogado  idóneo, respaldado por un equipo de defensa bien preparado, es siempre la opción más inteligente.